Psicología financiera y emociones

La psicología financiera es la parte de la psicología que estudia el comportamiento humano a la hora de tomar decisiones en el campo financiero. Este comportamiento está influenciado por los sesgos cognitivos, nuestras emociones y el contexto.

Anteriormente hemos explicado los sesgos cognitivos, qué son,  los distintos tipos que existen y cómo afectan a la toma de decisiones en nuestras inversiones. Puedes conocerlos en los anteriores posts:

Psicología en finanzas: Los sesgos cognitivos I

Psicología en finanzas: Los sesgos cognitivos II

Psicología en finanzas: Los sesgos cognitivos III

Hoy nos centramos a fondo en las emociones que podemos experimentar durante el proceso de decisión. Es importante conocerlas para identificarla y saber controlarlas.

Miedo

Es una de las emociones más comunes: el miedo a lo desconocido. El no saber qué va a pasar. La pérdida de control sobre el mercado y sus volatilidades. Y a esta emoción le sigue la del pánico,

Pánico

El pánico es definido como el sentimiento de miedo de forma muy intensa que puede desencadenar en ansiedad y ataques. La imaginación es uno de los orígenes del pánico y el principal causante  por el que se dispara esta sensación. El no tener el control sobre nuestra inversión nos lleva a imaginar qué pasará basándonos en situaciones ficticias que sólo viven en nuestra mente y que se alimentan de nuestro miedo. Cuanta menos información sobre el mercado, menos control, más desconfianza, mayor es el miedo a la pérdida de dinero  y la imaginación se dispara y nos presenta un futuro a corto plazo basándose en información a medias, un futuro exageradamente pesimista. Ese es el pánico. Y esta emoción, es evidente que nos afecta.

Euforia

La euforia en el mercado surge cuando hay buenas noticias, cuando el mercado es alcista, “va bien” y se alimenta nuestra seguridad en la inversión. Sólo nos centramos en lo que estamos viendo, las buenas condiciones económicas del mercado, un cúmulo de buenas decisiones de inversión, mayor seguridad en nuestros movimientos y por tanto, dejamos de contemplar e incluir en nuestras decisiones la posibilidad de que las cosas salgan mal.

Ego

Cuando estamos viviendo una buena situación económica en el mercado y en nuestras inversiones, a menudo, nos dejamos llevar por ella y el ego se apodera entonces de nuestro próximos movimientos. Tendemos a confiarnos y sobrevaloramos lo que estamos haciendo bien, tanto, que olvidamos que la economía se puede torcer.

 

Lo más importante a la hora de invertir es saber reconocer estas emociones y controlarlas, tenerlas en cuenta y siempre guiarnos  por un profesional de la inversión. El conocimiento es poder.

 

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