Tras la reunión del equipo de mercados donde hemos analizado lo ocurrido desde la vuelta de vacaciones y valorado la situación que nos queda. Las preocupaciones que hemos vivido en el mes de septiembre, puesto que hemos visto mínimos históricos tanto en la renta fija como en la renta variable. Estas caídas tan agresivas, han sido consecuencia de un dato de inflación mucho más alto de lo esperado, sobre todo en Europa con el 10% lo que llevo a tomar medidas muy agresivas en política monetaria por parte de los bancos centrales, muy protagonistas estas últimas semanas.
El mercado interpreta que estas actuaciones podrían desencadenar en una recesión más profunda. Es curioso que en estos momentos los malos datos económicos son buenas noticias para los mercados bursátiles, ya que inmediatamente se descuenta que los bancos centrales reducirían la dureza en sus políticas monetarias y podría conseguir un aterrizaje suave de la economía con una recesión más leve.
Con este escenario tan complejo y aún con cierta incertidumbre, se dibuja un mapa de actuación en la gestión de carteras bastante calmado, donde no se debe optar por ganar exposición de manera precipitada. Puesto que, en la Renta Variable, vemos cómo podríamos estar llegando al final de este ciclo de caídas. Sin embargo, las cotizaciones son mas atractivas que hace un año y se pueden encontrar oportunidades, pero siendo realmente electivos.
En cambio, en Renta Fija podemos ser más optimistas. Aunque es cierto que hay un latente riesgo de default y adicionales subidas de tipo de interés, si se puede identificar oportunidades de inversión debido a que las ‘tires’ en estos momentos empiezan a mostrar las posibles futuras caídas en precio.
Por ejemplo, en deuda High Yield (activos con baja calificación crediticia) con duraciones cortas, evitando el riesgo de tipo de interés y contenemos el riesgo de default con vencimientos cortos.
Fuente: Bloomberg