La inteligencia artificial, el desarrollo de armamento avanzado en un contexto de rearme global, la producción de dispositivos eléctricos y la transición energética han vuelto a colocar a las tierras raras en el centro del escenario. Pero ¿qué son realmente las tierras raras y por qué son tan importantes?
A pesar de su nombre, estos no son “tierras” ni componentes especialmente raros. En realidad, hablamos de un conjunto de 17 sustancias químicas presentes en distintas regiones del mundo. Su extracción y procesamiento resultan complejos y pueden tener un importante impacto ambiental, lo que añade un factor crítico a su relevancia.
¿Por qué son tan importantes las tierras raras?
Las tierras raras tienen una presencia constante en nuestra vida cotidiana, al ser fundamentales para la fabricación de tecnologías avanzadas: desde las baterías que impulsan los vehículos eléctricos y los sistemas de defensa, hasta los procesadores de alta gama presentes en innumerables dispositivos. En un contexto donde la innovación y la sostenibilidad marcan la agenda mundial, estas materias primas han pasado de ser un componente técnico más a consolidarse como un pilar esencial del progreso tecnológico y el poder económico.
Su relevancia es especialmente visible en el ámbito de las energías renovables, donde resultan imprescindibles para la producción de paneles solares y aerogeneradores. De este modo, no solo impulsan el desarrollo de la industria tecnológica, sino que también refuerzan la transición hacia un futuro más respetuoso con el medioambiente.
Pero su importancia trasciende lo meramente técnico: las tierras raras ocupan un lugar estratégico en la geopolítica global, incidiendo en la estabilidad de las cadenas de suministro y convirtiéndose, a su vez, en un factor de tensión en las relaciones internacionales.
Impacto geopolítico de las tierras raras
La competición entre Estados Unidos y China por liderar las tecnologías del futuro ha elevado el estatus de las tierras raras a recursos estratégicos de primer orden. Aunque se hallan repartidas por todo el planeta, China ha sido y sigue siendo el principal actor en su extracción, producción y suministro. Mediante la sobreproducción y el control de precios, el gigante asiático mantiene su posición dominante, lo que genera una dependencia de terceros países hacia su mercado.
Consciente de esa vulnerabilidad, el resto del mundo busca alternativas. Estados Unidos trata de asegurar suministros nacionales y de aliados como Australia. Por su parte, la Unión Europea se esfuerza por reducir su dependencia china a través de la explotación de nuevos yacimientos —como los descubiertos en el norte de Europa— y de una firme apuesta por la diversificación de proveedores. Estos esfuerzos resultan esenciales para la gran transformación energética y tecnológica que el continente se ha propuesto liderar.
Fuente: Statista / Elaboración: Propia
En definitiva, la pugna por el control de estos elementos está redibujando el mapa geopolítico mundial. Las tierras raras conforman el sustrato esencial sobre el que se asientan diversas tecnologías emergentes, sirviendo como impulsoras clave para afianzar el liderazgo a nivel global.
Aparentemente, las potencias occidentales deberán adoptar estrategias similares a las chinas, asumiendo temporalmente operaciones de extracción y procesamiento no rentables, con un enfoque en el largo plazo. De no hacerlo, Pekín mantendrá su papel dominante en el suministro de tierras raras, con todo lo que ello puede conllevar.
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